LATIGAZO
CERVICAL Y COLISIONES A
BAJA VELOCIDAD
(Whiplash
and low speed collisions)
M.R.
Jouvencel
"La
comprensión de los accidentes exige hacer tabla rasa de
las ideas preconcebidas y aceptar la observación de la
realidad como paso inicial" (C.GOT)
La
preocupación por las causas y consecuencias del
latigazo cervical, lo que en lengua inglesa se denomina
"whiplash" ( E. CROWE, 1928 ), es grande,
patologías, por otra parte, muy ligadas a las nuevas
formas de vida, que, si alguno insiste, o más bien por
mera comodidad discursiva, se pueden incluir en ese
grupo de las "enfermedades de la civilización",
de interés en el estudio de las disciplinas “cindínicas”[1]
"El dolor cervical es al automóvil lo que el dolor
lumbar es para el mundo del trabajo" [2].
El binomio formado por la unidad funcional cabeza –
cuello es el segmento más móvil de la economía humana
en la actividad de conducir un vehículo, con o sin
accidente. Es también soporte de la estructura que
anima el espíritu. Constituye pues un padecimiento
propio de la vida moderna [3]
de las sociedades desarrolladas, en tanto que hombre y
caballo han abandonado la complicidad de antaño,
elegancia armoniosa que se pierde en el tiempo, confundiéndose
en la fantasía de! Centauro [4].
Desde
la perspectiva internacional, se trabaja en diversos ámbitos,
tomando en consideración la observación clínica
precedente junto a los datos que proporcionan las nuevas
situaciones, colacionando la experiencia e investigación
en el terreno de la accidentología, clínica e
ingenieril, con el fin lograr mejoras tecnológicas que
cristalicen en medidas de protección y seguridad, de
prevención pasiva, de atenuación en caso de impacto [5]
. Los esfuerzos desde algunos sectores de la industria
automovilística, para mitigar los efectos de la lesión
por "whiplash", son igualmente considerables.
Por otra parte, las lesiones y secuelas por latigazo
cervical representa un importante volumen de demandas en
las jurisdicciones del mundo avanzado.
El
conocimiento de su incidencia en los distintos países
es variable, en sus comparaciones regionales, nacionales
e internacionales, no tanto en cuanto a su sustantividad
real que, insistiendo en ello, es enorme, sino por la
falta de una deseable uniformidad en la recopilación de
datos, la ausencia de criterios normalizados para
establecer una información adecuada, un diagnóstico
correcto o el mismo uso apropiado de la terminología [6].
Si
con carácter general el clínico para entender el
alcance de los accidentes, como singularidad traumática,
tiene que esforzarse, tal anhelo ha de verse abundado en
particular para la cuestión tratada. Las repercusiones
con ocasión de accidentes de vehículos a motor (AVM)
por colisiones a baja velocidad (CBV) "constituyen
un hecho que todavía muchos profesionales de la
medicina no entienden, vacilando cuando han de tomar una
decisión" (M. MELTON).
Un
Delta – V ( cambio de velocidad) de 7,8 km / h
comunica una aceleración vectorial a la masa de la
cabeza de 4,3 g. CHOLEWICKI (1997) describe como
en colisiones entre 3 – 10 g los ligamentos cervicales
experimentan elongaciones por encima del rango de la
tolerancia fisiológica. Una velocidad de impacto de 8
millas por hora ( 12,8 km / h) determina una aceleración
del ocupante 2,5 veces superior a la del vehículo (THOMPSON
y colbs. , 1989); otros investigadores han demostrado
que puede llegar a ser 5 veces mayor (WEST y colbs,
1993; ROSENBLUTH, 1994)
Denominaciones
como "colisiones de BAJA velocidad", Impactos
de BAJA intensidad", "traumatismo Cervical
MENOR y otros adjetivos que pretenden establecer
comparaciones, pueden llevar a una mala interpretación
de procesos de esta naturaleza, con el riesgo de
infravalorarlos. Adviértase como la terminología puede
ser importante, pudiendo, a partir de la misma, llegar a
cometer disparates, tanto más cuando "el nombre
que damos a las cosas se relaciona intimamente con
nuestro modo de afrontarlas,.." (OMS, 1990).
Téngase
muy presente que si bien con carácter general predomina
la idea de que la severidad de las lesiones a las
personas por los hechos del tráfico automovilístico
están en relación con los daños del vehículo, la
violencia de la embestida, tal afirmación en ocasiones
puede distar mucho de la realidad: la ausencia de daños
en el vehículo no significa, ni muchos menos, la
ausencia de lesiones en el ocupante. Quizá convenga
considerar, como recuerda A. CROFT, que hay abogados que
se acobardan y no se atreven a hacerse cargo de
determinados accidentes de tráfico porque no hay
constancia de daños en los vehículos; sin embargo
la mayoría de las lesiones por whiplash ocurren a
baja velocidad, siendo mínimos los daños en los vehículos[7]
Las
lesiones cervicales por hechos de la circulación es un
padecimiento mal comprendido, de gran dificultad diagnóstica
en ocasiones, valorado por algunos facultativos de forma
precipitada -con exploraciones instrumentales precarias,
incompletas- como "lesión leve", que sucumben
facilmente ante la paranoia del fraude -alentada por
otros- llegando incluso a comentarios peyorativos, con
descalificaciones arriesgadas, etiquetando al enfermo de
"simulador", "neurosis de renta",
"síndrome de la cataplasma verde" [8],
"victimismo" [9],
y otras lindezas, ingeniosidades estas que desconocen el
rigor clínico y la prudencia que debe presidir toda
actuación médica. Algunos de esos mismos facultativos
siguen empecinados en mostrarse torpes en la comprensión
de está realidad lesional, participando incluso en
campañas de prensa que contribuye a crear una alta
toxicidad informativa.
No
puede desvincularse la critica vertida en párrafo
anterior dé un ejercicio obsoleto de la Medicina
Forense Oficial en España -de los muertos, sí, pero
también para los vivos- cobrando atrevimiento y valentía
desde el exceso de confianza que jueces y tribunales han
depositado en ella. Resulta difícil, cada vez más,
ejercer como “especialista en piel y su contenido”.
Como
se dijo en otros desarrollos [10]
-pero, forzosamente, el autor se ve en la obligación
moral de repetirse- tal MF -la de todos los días- tiene
amparo legal para justificar actuaciones chapuceras,
"que constituyen un riesgo, empañan o llegan a
enturbiar la credibilidad en la Justicia", cuando
los jueces se muestran tan indulgentes con un informe médico-forense
de ínfima calidad, sin reunir los más mininos
requisitos de una actuación profesional digna y
respetuosa con los ciudadanos. Algunos tienen la impresión,
otros la seguridad, de que en la medicina pericial y
forense se dan no pocas situaciones en las que se
mantiene distancia con unas normas de rigor que han de
ser comunes cualquier forma de ejercicio. Y lo peor, es
que no se ha podido apreciar voluntad política para
subsanar el problema, hasta la fecha.
Contrasta
esto con las condenas impuestas a los médicos por
omitir pruebas diagnósticas; realizar una exploración
con poco rigor, cuando el facultativo no puso a
disposición del paciente los medios y adelantos que en
la actualidad brinda la ciencia médica. No agotar los
medios para llegar a un diagnóstico ha sido causa de
condena en bastantes ocasiones, y hasta en alguna de
ellas se ha apreciado responsabilidad objetiva de la
administración. Claro que, tratándose de los médicos
forenses, ante la ruina y escandalosa carencia de
medios, no deja de ser una ironía que tal
responsabilidad objetiva pudiera involucrar a la propia
Administración de Justicia[11].
Frente
a los que piensan que la epidemia del “whiplash"
debe su crecimiento a la picaresca, M. AVERY [12]
ya advirtió que las lesiones por "whiplash"
son más probables en la actualidad que hace diez años,
relacionado sus datos con la "mejora" del diseño
de los vehículos, en tanto que si disminuyen el daño
del automóvil en pequeños impactos, no ocurre así
para el ocupante.
El
facultativo médico, además de hacerse respetar, ha de
revisar sus conceptos, pues en algunos casos han quedado
desfasados, persiguiendo otros nuevos en su dedicación
al estudio, dando muestra de interés por la
accidentología clínica, animado con la inquietud de
una mentalidad abierta que desea enriquecerse a través
del ansia del conocimiento, siendo receptivo a la
asimilación del fruto del afán investigador,
pretendiendo así propiciar firmeza y solidez a su
formación, con fundamentación científica,
discurriendo por una senda actual y moderna. La problemática
del latigazo cervical, en su complejidad, frente a lo
que algunos quisieran hacer creer, no está ni mucho
menos agotada.
Se
han de repeler nocivas influencias externas, que en más
de una ocasión llevan a que algunos se pronuncie con
manifestaciones públicas torpes y ridículas, a veces
inspiradas desde posiciones pocos limpias, en la
esperanza de debilitar el espíritu crítico de unos,
alimentar la duda otros, en el deseo también de
convertirlos en milicianos, o mercenarios -les es
indiferente- del eje "contra el mal", de
prostituir, en suma, la actividad profesional de esos
unos y de esos otros, en la ocurrencia, todo ello, de
coartar los derechos de las víctimas.
[2]
WALTER
Q. SPITZER, RACHID SALMI, MARY LOUISE SKOVRON
JACQUES DURANCEAU J. DAVID CASSID, SAMY SUISSA,
ELLEM ZEISS. Monographie Scientifique du Groupe de
Travail Québécoise Sur. 1995. Les Troubles associés
a l'entorse cervicale ( TAE C). Redefinir le "whiplash"
et sa prise en charge.
www.fmed.ulaval.ca/fmc/publications/
taec
[3]
El dolor cervical
ha sido llevado también a la experiencia literaria,
por RAFAEL ARGULLOL, en "Davalú o el
Dolor", Barcelona, 2002, relato entré la ficción
y el ensayo, donde el autor describe una lesión
cervical en la vivencia del dolor.
[4]
Repárese que también
en tiempos pasados se daban accidentes debido al tránsito
y desplazamiento de las personas. Tanto es así que
entonces con cierta frecuencia se podría escuchar
que tal o cual "se ha caído del
caballo'", de la misma forma que hoy se dice
que "ha tenido un accidente". La biocinemática
del "ocupante", en su relación con el
animal, no obstante, es distinta, predominando las
lesiones por impacto directo, consecuencia de la
detención brusca de aquel (ejemplo, al asustarse),
saliendo el jinete despedido, catapultado hacia
adelante.
[5]
En este orden,
International Insurance Whíplash Group celebrando
encuentros de forma periódica, acudiendo los
participantes con propuestas y comunicaciones.
Munich (Alemania) reunión 1 de diciembre/2000;
Thatcham (Reino Unido), 6 abril/ 2001; Washington
EEUU), 12-13 septiembre/2001].
[8]
expresión que
algunos, irrespetuosamente, todavía mas si son médicos,
utilizan en EE.UU., pretendiendo que estos procesos,
y otros, se "curan" aplicando en la zona
dolorida billetes de 100$ (uno encima de otro).
[12]
Motor Insurance Repair Research Centre, Thatchaman,
England.
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