Autor: Dr. Arturo Delpino Agulló
Definición:
Es una enfermedad producida por la mala
adaptación de nuestro organismo al ascenso a grandes
alturas geográficas, esto, condicionado por el hecho de
que a grandes alturas existe una situación conocida como
hipoxia hipobárica.
A medida que aumenta la altura geográfica,
va disminuyendo la presión atmosférica (PA); por otro
lado, la composición de los gases del aire nos dice que
el oxígeno representa un 21% del total, hecho que se
mantiene constante a diferentes alturas. La PA a nivel del
mar es de 760 mm/Hg (1 atmósfera = 1 torr). Así, si
multiplicamos la presión atmosférica a nivel del mar por
el porcentaje de oxígeno tenemos que la presión atmosférica
de oxígeno es de 159,6 mm/Hg, mientras que si nos
encontramos a 5.500 metros de altura sobre el nivel del
mar (snm) la presión atmosférica disminuye a la mitad, y
por lo tanto la presión atmosférica de oxígeno es de
79,8 mm/Hg. Claramente nos damos cuenta que la oferta de
oxígeno a medida que ascendemos es cada vez menor y varía
en forma proporcional a la altura. Cuando nos exponemos a
ésta situación nos enfrentamos a una hipoxia hipobárica.
Fisiología y fisiopatología:
Frente a la falta de oxígeno en el
ambiente, el organismo pone en juego una serie de
mecanismos destinados a compensar esta deficiencia. Esta
fase inicial se conoce como acomodación, y se
caracteriza por la aparición de taquipnea y taquicardia
que aumentan la entrega de oxígeno hacia los tejidos, sin
embargo, esto conlleva a una sobrecarga de trabajo al
sistema respiratorio y circulatorio. Este mecanismo de
hiperventilación inicial es transitorio, ya que su
consecuencia es la eliminación de CO2 con la consiguiente
alcalosis respiratoria, que actúa como un estímulo que
frena el centro respiratorio. Esta alcalosis respiratoria
de alguna manera contribuye a la aparición del mal agudo
de montaña. Su compensación metabólica dura algunos días
a través de un lento proceso de eliminación de
bicarbonato a través del riñón. Esta pérdida de
bicarbonato se vé favorecida por la presencia de iones
cloruros, por lo que se postula que su incorporación al
organismo puede resultar en una compensación metabólica
mucho más rápida. Al suceder la compensación metabólica,
se recupera la hiperventilación inicial (al cabo de 3 a 5
días).
Si esta exposición a la hipoxia se prolonga más allá de
algunas horas, el organismo pone en marcha una serie de
mecanismos más "económicos" que los anteriores
y que progresivamente van a relevar a la taquipnea y
taquicardia; es el proceso denominado aclimatización.
Estos mecanismos actúan eficazmente sólo si la exposición
a la altura es progresiva y lo suficientemente prolongada.
Entre estos fenómenos podemos destacar la estimulación
de la eritropoyesis, la adaptación de mecanismos
endocrinos, mayor vascularización de los tejidos, y
cambios a nivel molecular (aumento del número de
mitocondrias, aumento del 2,3 - difosfoglicerato y aumento
de la mioglobina). La eritropoyesis llevará a la formación
de mayor cantidad de glóbulos rojos y por lo tanto el
consiguiente aumento del hematocrito, lo que se hace
perceptible a partir del 8° o 10° día de exposición a
la altura, aunque son eficaces a la 2° o 3° semana de
exposición. El hematocrito puede incrementarse hasta
valores alrededor del 60% después de algunas semanas de
exposición. Una vez que este mecanismo de aclimatización
está bien establecido y estabilizado, se habla de aclimatación,
permitiendo al individuo realizar actividades físicas en
la montaña.
La velocidad y calidad de la adaptación varía en cada
individuo y no depende del entrenamiento previo ni del número
de veces que se ha estado en la altura previamente, sino más
bien depende de factores congénitos ligados a la
sensibilidad de los quimiorreceptores carotídeos.
Otras consecuencias de la hipoxia
sobre el organismo
-
Hipertensión precapilar del
circuito pulmonar que en casos extremos va a generar
un edema pulmonar
-
A nivel cerebral, la hipoxia es el
origen de numerosas perturbaciones de funciones
nerviosas alterando el sueño, la vigilia y el apetito
además de estimular la secreción de catecolaminas,
vasopresina y péptidos natriuréticos, mientras que
se inhibe la producción de aldosterona y la hormona
de crecimiento.
-
Aumento del volumen circulatorio
cerebral en un 25%.
-
Modificaciones del metabolismo
hidroelectrolítico: En el curso de la aclimatización
normal se produce una disminución del volumen plasmático
(aumenta el hematocrito).
-
Caída del volumen cardiaco en un
25%.
-
Retención de líquidos.
-
Disminución de la capacidad de
trabajo expresada en volumen máximo de oxígeno. A
5.360 metros snm se reduce en un 50%.
-
También se postula una falla del
funcionamiento de la bomba sodio - potasio a nivel
celular, lo que lleva a un edema y mal funcionamiento
celular.
-
Proteinuria de altura que puede
llegar a ser detectada por tiras reactivas. Su aparición
es precoz y su intensidad está directamente
relacionada con los síntomas del mal de altura.
-
Los vasos retinianos, testigos de
la circulación cerebral, se observan dilatados y a
veces se pueden producir hemorragias retinianas y
probables escotomas, sobretodo cuando la ascención es
rápida por sobre los 5.000 metros de altura snm.
-
La deshidratación está favorecida
por la hiperventilación y la disminución de la
humedad ambiental en altura.
-
Aumento de la viscocidad sanguínea
debido a la disminución del volumen plasmático, la
deshidratación y aumento del hematocrito. Esto
predispone a trastornos de la microcirculación.
-
Alteraciones psicológicas:
Especialmente cuando los ascensos son rápidos a
grandes alturas. Hay estados paranoicos y obsesivo -
compulsivos, depresión, deterioro general de las
funciones mentales intelectivas en un 50%, retardo
psicomotor, sentimientos de angustia y agresividad.
Clínica y manejo del EAM
EL 50% de los pacientes expuestos a la
altura presentan síntomas de enfermedad aguda de montaña
(EAM). Los jóvenes, especialmente los menores de 6 años
y los ancianos son más suceptibles a la altura.
Las manifestaciones clínicas del EAM comienzan
aproximadamente a las 6 hrs. después de haber llegado a
la altura, generalmente superiores a los 3.500 metros snm
y se caracterizan por:
-
Cefalea: Generalmente frontal u
occipital, bilateral, de intensidad variable, aumenta
por el movimiento de la cabeza y se acompaña de gran
sensibilidad por los ruidos y la luz. Se considera una
manifestación de la hipertensión intracraneana
producida por edema cerebral incipiente. Ocurre en un
96% de los casos.
- Insomnio
- Náuseas e intolerancia alimentaria
- Vómitos
- Fatiga y debilidad
- Mareos
La evaluación de estos pacientes puede
ser orientada a través de la aplicación de un
cuestionario (Lake Louis) en el que se evalua la
intensidad de los síntomas como cefalea, síntomas
gastrointestinales, mareos, fatigabilidad o debilidad y
dificultad para conciliar el sueño, además de la
objetivación de parámetros como la presencia de edema
periférico, ataxia y alteración de conciencia. El
puntaje obtenido asociado a la presencia de algunos otros
signos nos orientará en el tratamiento del paciente.
En general el tratamiento es sintomático
a través del uso de analgésicos como el paracetamol por
v.o. o analgésicos de uso e.v. para la cefalea, régimen
blando y uso de antieméticos orales o endovenosos como el
torecan 6,5 mg cada 8 hrs. para las náuseas, hidratación
del paciente con NaCl o Riger Lactato y el uso de 2 a 3
litros de oxígeno por mascarilla.
Si el puntaje es de 6 puntos o más, se
tratan los síntomas y se observa la respuesta clínica
evaluando síntomas y signos como la saturación de oxígeno,
la frecuencia cardiaca y respiratoria. Se puede reubicar
laboralmente al paciente de acuerdo a su actividad y se dá
de alta con control en algunas horas.
Si el puntaje es entre 7 y 8 o los síntomas no ceden con
lo anterior, se recomienda el uso de medicamentos
endovenosos y una observación más estricta de sus signos
vitales y saturación de oxígeno. Reevaluar
posteriormente.
Cuando el puntaje es de 9 a 10 o no responde a lo
anterior, a parte del uso de medicamentos sintomáticos,
se debe suspender de sus actividades habituales y
controlar frecuentemente. El aumento de la frecuencia
respiratoria sobre 20 por minuto, la frecuencia cardiaca
sobre 100 por minuto o la disminución de la saturación
de oxígeno bajo 75% debe plantear la reevaluación del
paciente por la posibilidad de presentar una complicación
derivada de la EAM como veremos más adelante. El uso de cámaras
hiperbáricas puede ayudar a solucionar la sintomatología.
Si el puntaje es de 9 o más, asociado a síntomas graves
como disnea, tos seca que progresa a húmeda, estertores,
ataxia, se deben descartar complicaciones graves que
pueden llevar a la muerte al paciente. Entre éstas
destacan el edema pulmonar agudo de altura (EPAA) y el
edema cerebral agudo de altura (ECAA).
Edema pulmonar agudo de altura:
Esta complicación se produce 48 a 72
horas después de que el paciente ha llegado a la altura.
La hipoxia produce vasocontricción en algunas zonas del
pulmón que llevan a la hiperperfusión de zonas más
ventiladas; sin embargo esta hiperperfusión va a generar
un edema localizado que posteriormente se extiende a otras
áreas del pulmón hasta generar un edema de mayor
embergadura. Se caracteriza por disnea importante, tos
seca inicialmente y luego expectoración mucosa, espumosa
y rosada por el traspaso de hematíes capilares al
alveolo, estertores pulmonares difusos, taquicardia
generalmente mayor de 110 por minuto, taquipnea
generalmente mayor de 25 por minuto, fiebre hasta 38°C,
cianosis en casos más graves, saturación de oxígeno
(oximetría de pulso) menor de 75%. Suele confundirse con
un cuadro de neumonía o bronquitis, los que constituyen
diagnósticos diferenciales.
El tratamiento más efectivo es bajar al paciente a cotas
menores. Se debe colocar al paciente en posición
semisentada y administrar oxígeno por mascarilla de
Venturi que permita administrar el flujo controlado de una
FIO2 igual o mayor del 50%. Se preconiza el uso de
Nifedipino 10 mg. sublingual con el objeto de disminuir la
hipertensión del circuito pulmonar. En general no deben
usarse diuréticos ya que se trata de un paciente con
depleción del volumen plasmático. El traslado debe ser
inmediato, en general, por tierra. Se recomienda el uso de
una cámara hiperbárica hasta simular una altura de 2000
metros snm.
Edema cerebral de altura:
Esta también se produce dentro del 2 a
3 día de permanencia en la altura. Se produce por una
vasodilatación cerebral secundario a la hipoxia, con la
consiguiente edematización del cerebro. Es la complicación
más grave, pero la menos frecuente. Se caracteriza por la
presencia de cefalea intensa, desorientación y confusión
mental progresiva, ataxia hasta el coma y muerte. Además
pueden haber vómitos explosivos y convulsiones. La
complicación es de curso más rápido que el edema
pulmonar de altura. El tratamiento también pasa por la
evacuación inmediata del paciente a una menor altura
geográfica, la administración de oxígeno con FIO2 de
50% o más, el uso de diuréticos como la furosemida a razón
de 40 mg e.v. (1 ampolla), dexametasona 8 mg endovenoso
inicial para continuar con 4 mg c/6 horas. También debe
considerarse el uso de una cámara hiperbárica hasta
simular una altura de 2000 metros snm.
Factores que influyen en la
severidad del mal agudo de montaña:
-
Consumo de alcohol los días
previos al ascenso.
-
Cuadro viral previo.
-
Fatiga física, estrés o falta de
sueño.
-
Comidas copiosas previas al
ascenso.
-
Suceptibilidad individual. Las
personas que tienen una respuesta ventilatoria pobre
frente a la hipoxia, tienen mayor probabilidad de
hacer una EAM.
Factores que ayudan a sobrellevar
mejor la exposición a la altura
-
No comer la noche antes del
ascenso.
-
Ascención lenta a la altura. La
subida en avión es perjudicial.
-
Existen pautas de ascención para
montañistas.
-
Buena hidratación.
-
Consumo de comidas ricas en
hidratos de carbono durante los primeros días de
permanencia en altura.
-
Restringir la actividad física
durante los primeros días de permanencia en la
altura.
-
No beber bebidas gaseosas.
Profilaxis
Las factores generales mencionadas
anteriormente son la primera medida profiláctica.
Especialmente los malos respondedores a la altura se
benefician con el uso de DIAMOX (Acetazolamida) en dosis
bajas de 125 mg. por 2 o 3 veces al día por dos días
antes del ascenso a la altura, manteniéndolo mientras
dure su estadía. Su dosis puede ser titulada. Su acción
se basa en el aumento de la excreción de bicarbonato por
parte del riñón, el aumento de la ventilación y la
mejor oxigenación durante el sueño y el ejercicio.
Se ha preconizado el uso de Cloruro de amonio para el
aporte de cloruros a nuestro organismo, lo cual ayudaría
a la compensación más rápida de la alcalosis
respiratoria producida inicialmente. Presenta intolerancia
gástrica.
Bibliografía:
-
Documento de trabajo para el manejo
de la EAM. Dr Manuel Vargas.
-
El altiplano: ciencia y conciencia
en los Andes. Santiago, Chile, 1997.
-
Apuntes de Mal de altura
recopilados en Internet:
-
http://www.geocities.com/yosemite/trails/2432/mal.html
-
http://www.geocities.com/yosemite/trails/2432/mal1.html
-
http://www.geocities.com/yosemite/trails/2432/mal2.html
-
http:// www.geocities.com/yosemite/trails/2432/montana.html
-
http://members.theglobe.com/huaman/med.htm
-
http://www.aconcagua.com.ar/mal.html
-
http://www.aconcagua.com.ar/reacc.html
-
http://www.aconcagua.com.ar/fisio.html