La Pluma del Berrinches

Te pones un mono, te bebes una cerveza y ale, pintor. Y además que te lo dicen por la cara: ¿yo? Pintor. Y adelante con los faroles. Que hay que dar gotelet, se gotelea. Que hay que estucar, se estuca. Que no se sabe, se improvisa. Que no queda bien, se tapa. O, ¿qué quiere señora? Eso es que tiene que quedar así. Pregunte, pregunte. Y la señora, que ha pagado 60.000 púas del ala por cada metro cuadrado, para no quedar en ridículo delante de las amigas cuando éstas la pregunten ¿y esa manchita? Responderá sin dudarlo: Eso es que tiene que quedar así, es más natural. Menuda es ella. Para que la engañen.. Otra cosa, no, pero de tonta, nada.

            Y  a media mañanita (es decir, una hora y media despues de haber llegado), tú, pequeño, dirás que te vas a almorzar, que en todos los trabajos se fuma. Así, la señora va aprendiendo y el próximo día te tiene unas cervecitas en el frigorífico, qué hombre, con este calor, se agradecen señora. Y tú, pequeño, te tomas tu cervecita mientras la señora contempla con espanto cómo la obra estimada para una semana ya va en dos y lo que falta. Y ahora, cualquiera cambia de pintor. Ya metidos en esto, qué le vamos a hacer. Y no le mosquees, que mañána le duele una uña y no te viene a trabajar. Eso sí, sin llamar para avisar. Así la señora sabrá lo que es estar esperando unas horitas por la mañana a ver si vienes o no vienes y aprende a valorar tu trabajo. Qué coño. Pintor. O mejor aún, pintor-restaurador.

Que ya está bien. Que se creen que porque tienen estudios van a ser más que nadie. A ti, chaval, te van a enseñar lo que es la vida. Tú, pequeño, que conoces la calle como el que más. Que oye, la calle enseña más que cualquier universidad. Que mira, tú serás lo que seas, pero te buscas la vida para ponerle unos altavoces nuevos de 8000 Watios a tu 205.

Y señora, que mañana nomespere que voy a lo del INEM. Que me pagan el subsidio. Que hay que ver estos cabrones cómo se están poniendo. Vamos, que ahora quieren que para cobrar tenga que ir cuando ellos digan. Y encima a darme cursitos. A mí, señora, a mí. Pintor.

Muy bien, chaval. Y luego, los fines de semana, a poner copas a las guiris en el chiringito de la playa. Que eso sí que mola. Tu bañador, tu mítico torso desnudo. Tu color morenito y tus gafas de sol y luna, que no te las quitas por la noche. Bueno, a las guiris, y los pringaos, claro. Pero  ¿qué se ha creido?. Cualquier día le rayo el coche, por cabrón. Dos horitas trabajándome a la guiri y viene el pringao y se la lleva. Como le veas, le ahostias. Si se lo tiene merecido. Si es que es bobo. Media vida estudiando y ahora toda la semana trabajando. Y mira tú. Pintor.

Eres la pera, chaval.

  Correspondencia: elberrinches@lycos.es

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