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La Pluma del Berrinches
Freire
Recuerdo
ahora, muchos años después de haberme sucedido, parte de las
historias que Freire me contó. El caso es que no recuerdo el
nombre, sólo su apellido. Freire, llevaba 7 meses fuera de casa, me
dijo, embarcándose en sucesivos pesqueros de alta mar. Me dijo que
venía de Groenlandia, pasaría la noche allí, en Las Palmas, para
al día siguiente partir hacia Costa de Marfil. Me contó que había
vendido su barco para dar la entrada de una casa y se había tenido
que embarcar para ganar unas pesetas, ahora, que llevaba trece meses
casado, y con un hijo que le nacería al més siguiente y que el no
conocería hasta que tuviera tres meses.
A
Freire, lo conocí en un pequeño, miserable diría yo, tascucho del
interior del puerto de Las Palmas. Era un tascorro, al que, lo
reconozco, nunca hubiera entrado en condiciones normales. Sucio como
solo puede estarlo un bar en un puerto. Alicatado de blanco hasta el
techo, barra incluida. Con cajas de cerveza y vino húmedas por
asiento. Con cucarachas sorteando habilmente en sus carreras los
vasos del mostrador. Con puertas de lata, calendarios Michelin
tapando destrozos de las paredes, diez ó quince marineros en unos
dicinueve metros cuadrados y
un cateto (yo), más o menos finamente vestido,
absolutamente fuera de lugar, muerto de frío y además,
empapado.
Había llegado
al puerto, a media tarde, en taxi, para recoger mi vehículo
procedente de Tenerife en el barco de las ocho de la tarde. Por
ensalmo, a las siete se desató tan terrible tormenta, que hizo
imposible la aproximación del barco a puerto, cosa que finalmente
se produjo, a la una de la madrugada. Debido al oleaje y a mi
cabezonería, por una
parte, no se podía descargar el barco, y por la otra, me negaba a
abandonar el puerto sin mi vehículo, aguantando, impertérrito,
bajo la lluvia. Así me ví, a las tres de la madrugada, esperando
en el interior de este tascorro que el viento amainara y se pudiese
descargar el barco.
Y allí conocí
a Freire.
Su hijo, tendrá
ocho años o así, ahora. Espero que estén bien.
No sé porqué
me acuerdo de estas cosas.
Correspondencia:
elberrinches@lycos.es
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Emergencias
José Ramón Aguilar
061 Málaga.
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