Teresa Alberca Vela, Joaquín
Palma Amaro y Francisco García-Cosío Mir.
Servicio de Cardiología. Hospital Universitario de Getafe.
Madrid
Aunque las arritmias sean una de las consultas más
comunes durante la gestación, afortunadamente la mayoría
se deben a arritmias benignas. Suelen ser bien toleradas
dado que no suele existir cardiopatía orgánica. Sin
embargo, la gestación añade un nuevo aspecto a la
denominada «tolerancia» de la arritmia, ya que ésta no
se limita a las posibles consecuencias para la madre, sino
también sobre el feto, que puede presentar signos de
sufrimiento. Para el tratamiento de los episodios agudos,
tanto de las arritmias con QRS estrecho como ancho, se
pueden utilizar diferentes fármacos de forma segura para
la madre y para el feto. Además de la relativa seguridad
de medicamentos como la adenosina, la digital, el
propranolol, la procainamida y la flecainida, se podrá
realizar si se precisa cardioversión eléctrica sin
riesgos. Dado que ningún fármaco antiarrítmico es
absolutamente seguro, es recomendable, sin embargo, evitar
en lo posible los tratamientos prolongados. Por último,
un aspecto de particular interés actualmente es la
posibilidad de tratamiento curativo mediante ablación con
catéter en aquellas mujeres con historia de
taquiarritmias que deseen un embarazo.
INTRODUCCIÓN
En los últimos 10 años se han producido avances muy
significativos en el conocimiento y manejo clínico de las
arritmias, que incluyen la aparición de nuevos fármacos
y la amplia utilización de tratamientos curativos por catéter.
Pero durante el embarazo las arritmias siguen presentando
problemas peculiares. Por un lado, la situación de
sobrecarga hemodinámica puede empeorar la tolerancia, por
otro lado, la presencia del feto, que sufrirá estas
alteraciones hemodinámicas, así como los posibles
efectos adversos de los tratamientos farmacológicos y no
farmacológicos, limita nuestras opciones terapéuticas.
Afortunadamente, las arritmias malignas en un embarazo de
curso normal son raras y la mayoría de las quejas por
palpitaciones se deben a arritmias benignas. Aunque no sea
una cuestión completamente resuelta, parece que existe un
efecto arritmogénico de la gestación en mujeres con y
sin cardiopatía, y se han descrito frecuentemente casos
de taquicardias paroxísticas que sólo ocurren, o se
exacerban, durante el embarazo. En
pacientes con cardiopatía orgánica, la carga hemodinámica
y los cambios del tono autonómico de la gestación pueden
facilitar la aparición de arritmias, a veces como primera
manifestación de la enfermedad y en mujeres con limitada
reserva cardíaca, las consecuencias hemodinámicas pueden
ser importantes y comprometer la supervivencia del feto.
Se deberá tener especial consideración al seleccionar
el fármaco antiarrítmico para evitar efectos adversos
sobre el feto, ya que los fármacos pudieran atravesar la
barrera placentaria. El riesgo teratogénico es mayor
durante las primeras 8 semanas después de la fertilización,
cuando se lleva a cabo la organogénesis; pasado este período,
el riesgo se reduce sustancialmente, pero los fármacos
pueden interferir con el crecimiento y el desarrollo
fetal. Por todo ello, se deberá usar la mínima dosis
efectiva y revisar periódicamente la necesidad de
proseguir el tratamiento. Así, la selección del fármaco
dependerá no sólo del tipo de arritmia, sino también de
si se administra una dosis única o un tratamiento
prolongado profiláctico de recurrencias. La utilización
de múltiples fármacos antiarrítmicos en el tratamiento
de un episodio de taquicardia se ha asociado a bradicardia
fetal, por lo que es recomendable la monitorización de la
frecuencia fetal durante la terapia antiarrítmica aguda.
Cambios farmacológicos en la gestación
Varios factores contribuyen a la dificultad en mantener
niveles terapéuticos en sangre durante el embarazo: a)
el aumento en el volumen intravascular puede aumentar la
dosis de carga necesaria para conseguir concentraciones
terapéuticas en el suero; b) la reducción de la
concentración de proteínas plasmáticas puede reducir la
fracción de fármaco unido a éstas, produciendo una
concentración total más baja mientras que la cantidad de
fármaco libre (activo) es la misma; c) el aumento
de flujo sanguíneo renal asociado incrementa el
aclaramiento renal de los fármacos; d) el aumento
del metabolismo hepático secundario a la actividad de la
progesterona puede también incrementar el aclaramiento de
los fármacos por esta vía, y e) la absorción
gastrointestinal puede estar alterada por cambios en la
secreción gástrica y en la motilidad intestinal, lo que
hace impredecible la concentración sérica.
ESTUDIO ESPECÍFICO DE LAS DISTINTAS ARRITMIAS Y SU
TRATAMIENTO
Extrasistolia
En el embarazo, tanto los latidos auriculares
prematuros como los de origen ventricular parecen ser más
prevalentes, siendo un hallazgo en la exploración
prenatal o en la valoración de palpitaciones en la
gestación. En general, los extrasístoles ventriculares,
aunque sean complejos, no se asocian a efectos adversos
sobre la madre ni sobre el feto.
Estas arritmias no requieren tratamiento aunque se
produzcan en pacientes con o sin cardiopatía. Su
natulareza benigna hace innecesario el tratamiento con fármacos
potencialmente lesivos. A menudo, explicar a la paciente
la benignidad de la arritmia es suficiente para eliminar
la ansiedad y disminuir la frecuencia de latidos
prematuros. Para evitarlos, puede ser terapéutico evitar
o eliminar los factores precipitantes como estrés,
fatiga, infección, tabaco, alcohol, cafeína, abuso de
drogas y fármacos como los simpaticomiméticos usados
para el asma o como descongestivos nasales. Sólo si
excepcionalmente a pesar de todas las medidas citadas
siguen presentando síntomas puede considerarse la terapia
con beta-bloqueantes.
Cuando los extrasístoles auriculares son una
manifestación de fallo cardíaco en pacientes con
cardiopatía, el tratamiento de la enfermedad de base con
digital y diuréticos sería lo indicado.
Taquicardias de QRS estrecho
Flutter y fibrilación auricular
Conviene distinguir entre flutter y fibrilación
de reciente comienzo, haya o no una historia previa de
paroxismos, y los crónicos, establecidos.
El flutter auricular es una arritmia poco
frecuente en mujeres en edad reproductiva. Suele
observarse en pacientes con cardiopatía, pericarditis,
hipoxemia, tirotoxicosis y alcoholismo, pero se dan formas
paroxís-
ticas idiopáticas. En los episodios de comienzo reciente
(< 48 h) frecuentemente paroxísticos, las
manifestaciones clínicas suelen consistir en ansiedad y
palpitaciones, pero en otros casos hay deterioro hemodinámico,
especialmente en cardiópatas.
El objetivo es la restauración del ritmo sinusal,
porque el flutter suele ser mal tolerado al
producir frecuencias ventriculares elevadas. Dada la
escasa eficacia de los fármacos antiarrítmicos para la
reversión del flutter a ritmo sinusal y el riesgo
de arritmogenia en estos casos, se debe intentar el
control de la frecuencia cardíaca con digital y beta-bloqueantes,
a la vez que se corrigen posibles factores precipitantes.
Si en 24 h no se consigue la reversión espontánea, se
debe realizar cardioversión eléctrica con baja energía
(100 J suele ser suficiente). Cuando se produzca hipotensión,
hipoperfusión cerebral, isquemia miocárdica o
sufrimiento fetal, estará indicada la cardioversión eléctrica
inmediata. La estimulación auricular rápida es una
alternativa a tener en cuenta (como se ha visto
anteriormente). La anticoagulación no es imprescindible
en ausencia de cardiopatía, si la duración de la
arritmia es inferior a 48 h, pero en presencia de
cardiopatía se observarán las mismas precauciones que
con la fibrilación auricular.
La fibrilación auricular paroxística, o de comienzo
reciente (< 48 h), tiene un contexto clínico
similar al del flutter ; sin embargo, la actitud
terapéutica es significativamente distinta, porque la
fibrilación de reciente comienzo responde bien a fármacos
intravenosos, pero no responde a la estimulación
auricular. El objetivo en el caso de fibrilación
auricular paroxística (duración
< 48 h) es también restaurar el ritmo sinusal. En los
casos hemodinámicamente estables se podrá optar por dos
alternativas:
1. Control de la respuesta ventricular con digital
y/o beta-bloqueantes y esperar en 8 h la remisión espontánea
(aproximadamente el 56% pasaran a ritmo sinusal) evitando
a una proporción considerable de pacientes el tratamiento
con fármacos antiarrítmicos, pero se aumentará el
riesgo de necesitar una cardioversión eléctrica. Si
pasadas 8 h la arritmia persiste, se intentará
cardioversión farmacológica con procainamida intravenosa
o flecainida (por vía intravenosa [véase tabla 2] u oral
300 mg) o se puede intentar:
2. Cardioversión farmacológica intravenosa
inmediata, que en el caso de usar flecainida consigue una
efectividad del 91% a las 8 h. Una vez restaurado el ritmo
sinusal no se administrará tratamiento de mantenimiento,
salvo en casos rebeldes con episodios recurrentes y/o muy
sintomáticos. Los fármacos de elección serán la
quinidina (600-1.200 mg/día de quinidina base o la
flecainida 200-300 mg/día). Si a las 24 h no se ha
obtenido el paso a ritmo sinusal, se debe hacer
cardioversión eléctrica, con energía inicial de 200 J,
por ser la fibrilación más resistente que el flutter
.
En caso de fibrilación auricular de más de 48 h de
evolución o de cronología incierta se valorará la
necesidad de tratamiento anticoagulante. En estos casos,
con el fin de que el tratamiento anticoagulante sea lo más
corto posible, podría adoptarse la estrategia de
anticoagular durante 3 semanas antes de la cardioversión
sólo a las pacientes con evidencia de trombosis auricular
izquierda en el ecocardiograma transesofágico. Esta técnica
diagnóstica puede usarse con buena tolerancia y sin
riesgos para el feto o la madre, y aunque aún persiste
cierta controversia sobre su utilidad, parece ofrecer
ventajas en el embarazo.
La fibrilación auricular crónica (> 3 meses)
en edad gestacional está casi siempre asociada a
cardiopatía, la más frecuente es aún la cardiopatía
reumática, aunque también puede darse en la cardiopatía
hipertensiva, miocardiopatías, defecto en el septo
interauricular tipo ostium secundum y anomalía de
Ebstein. Deben tenerse en cuenta las posibles causas no
cardíacas como tirotoxicosis, enfermedad pulmonar crónica
y embolia pulmonar.
En pacientes con fibrilación auricular crónica debe
plantearse la cardioversión antes del embarazo. Una vez
establecido éste es preferible tener como objetivo el
control de la frecuencia ventricular con digital y/o beta-bloqueantes.
La frecuencia ventricular puede mantenerse idóneamente en
80-100 lat/min sin problemas, a menos que haya estenosis
mitral, en cuyo caso sería deseable descenderla a valores
de 60-80 lat/min. En pacientes con importante dilatación
auricular izquierda (> 55 mm), miocardiopatías o
estenosis mitral se valorará, además, la necesidad de
tratamiento crónico anticoagulante.
El tratamiento anticoagulante de la embarazada añade
al riesgo de complicaciones hemorrágicas el de los
posibles efectos adversos sobre el feto. Se han descrito
abortos espontáneos, recién nacidos muertos, partos
prematuros, bajo peso al nacimiento, hemorragia perinatal
y malformaciones asociados a los dicumarínicos. No
obstante, en una revisión reciente de 214 embarazos de
182 mujeres portadoras de válvulas protésicas no se
encontró asociación entre anticoagulación con dicumarínicos
y embriopatía, apreciándose, por otra parte, una mayor
seguridad en la prevención de fenómenos tromboembólicos
con dicumarínicos que con heparina. Estos autores
recomiendan mantener la anticoagulación oral durante toda
la gestación y reservar la heparina intravenosa para las
dos últimas semanas de gestación, el parto y los
primeros días del puerperio. Durante este período la
heparina sería más segura que los dicumarínicos en la
prevención de hemorragia fetal durante el traumatismo del
parto y de las complicaciones hemorrágicas en la madre.
Es importante resaltar la falta de seguridad de la
heparinización por vía subcutánea en la prevención de
procesos tromboembólicos en presencia de prótesis
valvulares mecánicas.
Taquicardias reentrantes auriculoventriculares
Aunque de mecanismos distintos, estas taquicardias se
presentan en forma paroxística, con QRS normal y ritmo
regular. En ambas es posible la curación en un 90% de los
casos por ablación con catéter, por lo que de haber una
historia previa, puede ser deseable llevar a cabo este
tratamiento antes del embarazo. Varios informes parecen
apuntar la posibilidad de iniciación y exacerbación de
este tipo de taquicardias durante el embarazo. Otros
estudios prospectivos más recientes no encuentran
asociación significativa entre el inicio de la
taquiarritmia y el embarazo. Sí observan, sin embargo,
asociación entre gestación y exacerbación de los síntomas
de TSV en pacientes previamente sintomáticas. Se han
postulado como posibles causas de este aumento de
frecuencia de taquicardias los cambios hemodinámicos,
hormonales, autonómicos y emocionales.
No existen diferencias entre gestantes y no gestantes
en cuanto al tipo de síntomas. Al igual que fuera del
embarazo, en pacientes cardiópatas pueden presentarse
angina, edema pulmonar y síncope pero, en general, la
incidencia de compromiso hemodinámico es baja en la
gestante debido a que se trata de mujeres jóvenes con
baja incidencia de cardiopatía. Los episodios de
taquicardia se han asociado a contracciones uterinas
y a patrones anormales en los registros de frecuencia cardíaca
fetal, y aunque no haya un claro aumento de complicaciones
perinatales, existe preocupación sobre los efectos de la
hipotensión y la hipoxia sobre el feto durante los
ataques agudos. Por todo lo referido, actualmente habría
que valorar la posibilidad de realizar ablación de la vía
lenta nodal, o de la vía accesoria, según el mecanismo a
las pacientes con taquicardias documentadas que se
planteen una gestación.
Estas taquicardias responden a menudo al reposo, sedación
y maniobras vagales; en caso contrario, se aconseja
administrar adenosina en inyección intravenosa rápida.
Si ésta no tuviese éxito, se puede considerar, por este
orden de preferencia, el uso intravenoso de propranolol,
digoxina, o en casos muy refractarios, procainamida. La
estimulación esofágica o auricular derecha es una opción
adicional. Finalmente, la cardioversión eléctrica (con
25 a 100 J en este caso) debe ser considerada
tempranamente, como en cualquier arritmia, si existe
compromiso hemodinámico.
Generalmente es preferible no administrar tratamiento
antiarrítmico profiláctico si las crisis son
infrecuentes y aceptablemente toleradas. En el caso
contrario, y particularmente en el seno de cardiopatía
orgánica, se recomienda el uso de la digoxina y/o beta-bloqueantes,
siendo la flecainida una segunda opción. En presencia de
preexcitación (síndrome de Wolff-Parkinson-White
aparente) está contraindicada la digitalización y se
podrán utilizar beta-bloqueantes o flecainida.
Taquicardia auricular
La taquicardia auricular es una arritmia poco frecuente
que en este grupo de pacientes será generalmente idiopática,
aunque conviene tener en cuenta que puede ser debida a
toxicidad digitálica. Si la presentación es paroxística
se puede intentar el tratamiento con adenosina o
propranolol. En caso necesario, la flecainida es una opción.
El verapamilo también puede ser eficaz, pero sólo se
utilizará en caso de fallo de los anteriores por sus
efectos secundarios. Si fuese necesario un tratamiento de
mantenimiento, el propranolol es de elección y en segundo
lugar la flecainida.
Taquicardias de QRS ancho
La consideración en grupo de las taquicardias con QRS
ancho tiene la utilidad de que en éstas se debe
considerar contraindicado, en principio, el tratamiento
con adenosina, verapamilo y digital. En pacientes
embarazadas, las taquicardias del síndrome de Wolff-Parkinson-White
serán las más frecuentes, debiéndose esperar sólo
raramente una taquicardia ventricular idiopática de
primera aparición 126,127 . En presencia de
cardiopatía pueden esperarse TV en asociación con
prolapso mitral, miocardiopatías, QT largo e intoxicación
digitálica.
Flutter auricular con preexcitación
La presentación será como taquicardia paroxística
con QRS ancho, indistinguible de una TV. La frecuencia
estará en torno a 140-160/min en el caso frecuente de
conducción AV 2:1, pero si el período refractario de la
vía accesoria es muy corto, puede conducirse 1:1, con
frecuencias de 250-300 lat/min y muy mala tolerancia,
requiriendo cardioversión eléctrica inmediata. Cuando la
tolerancia es buena, puede tratarse con procainamida o
flecainida i.v. Es importante documentar
satisfactoriamente el ECG de 12 derivaciones durante la
taquicardia, para su posterior valoración, a la vista del
ECG en ritmo sinusal. Si la tolerancia es buena y hay
motivos para sospechar que se trate de aberrancia de
conducción (bloqueo de rama funcional) podría utilizarse
la inyección de adenosina con fines diagnósticos,
siempre bajo monitorización de ECG. Si la tolerancia fue
mala, probablemente esté indicado el tratamiento de
mantenimiento con quinidina, quinidina asociada a beta-bloqueantes
o flecainida.
Fibrilación auricular con preexcitación
Se presentará como una taquicardia irregular con QRS
ancho, frecuentemente alternando con QRS estrecho o
intermedio, fruto de la conducción por el nodo AV. La
frecuencia puede ser muy rápida, hasta 300 lat/min en
rachas y puede inducir fibrilación ventricular 128
. Si el estado hemodinámico de la paciente es estable,
puede iniciarse tratamiento intravenoso con procainamida o
flecainida, de lo contrario está indicada la cardioversión
eléctrica, una vez registrado el ECG de 12 derivaciones.
Si la tolerancia es mala probablemente se deba administrar
tratamiento crónico, como en el caso del flutter .
Taquicardia ventricular idiopática
Es de origen «focal», frecuentemente en el tracto de
salida ventricular derecho (QRS de bloqueo de rama
izquierda) pero también en el septo o pared libre de
ventrículo izquierdo (QRS de bloqueo de rama derecha).
Pueden iniciarse durante la gestación, pero en caso
contrario debe considerarse la ablación antes del
embarazo. Si la paciente está estable, se puede intentar
el tratamiento con adenosina y, si no es efectiva,
procainamida intravenosa. La cardioversión eléctrica será
el recurso de elección si fallan los fármacos o se
produce inestabilidad hemodinámica o sufrimiento fetal.
Si la tolerancia es mala debe indicarse tratamiento de
mantenimiento con propranolol, quinidina o flecainida, por
este orden de preferencia. El control es completamente empírico,
y no son útiles ni el registro repetido de Holter ni los
estudios electrofisiológicos.
Se ha conseguido realizar estudio electrofisiológico
guiado con ecocardiografía para la colocación de catéteres
en pacientes gestantes, pero su aplicación será
excepcional. También se ha descrito la cesárea con
anestesia general en u na paciente con TV paroxística.
Sin embargo, en pacientes estables, cuando el feto alcanza
una adecuada madurez, la inducción del parto es segura y
simplifica sustancialmente el tratamiento.
Por último, debemos recomendar en este apartado no
realizar tratamiento en pacientes con taquicardia
ventricular no sostenida.
Bradiarritmias
Es raro que la bradicardia sinusal sea clínicamente
significativa durante el embarazo, pero puede asociarse al
síndrome de hipotensión supina, con compresión uterina
del flujo de retorno de la vena cava inferior.
El bloqueo cardíaco congénito o adquirido puede
aparecer durante la gestación con síntomas de mareo o síncope.
Habitualmente el bloqueo completo no causa especiales
problemas en la gestación y la implantación de
marcapasos puede no ser necesaria. En pacientes sintomáticas,
en el primer y segundo trimestres, la implantación de un
marcapasos definitivo sería la terapia de elección,
pudiendo intentarse con control electro y ecocardiográfico.
Si precisase el uso de radiación, se realizará protección
fetal y se explicarán los riesgos de teratogenicidad
durante el primer trimestre. En pacientes sintomáticas
cercanas a término, se recomienda marcapasos temporal
seguido de inducción del parto.
En pacientes asintomáticas se ha observado que el
parto puede complicarse con síncope y convulsiones debido
a disminución de la frecuencia cardíaca durante la
maniobra de Valsalva. Se recomienda por ello la implantación
de un marcapasos transitorio en todas las mujeres con
bloqueo completo durante el parto.