INTRODUCCION
La resucitación
cardiopulmonar (RCP) tiene dos componentes
fundamentales, científico y educacional, que convergen
con el propósito de salvar al mayor número de
pacientes afectados de una parada cardíaca mediante el
diseño y la enseñanza de unos protocolos de actuación.
Con el fin de expandir ampliamente las técnicas de la
RCP, la SEMICYUC imparte unos cursos de instructores en
RCP y expide los correspondientes diplomas acreditativos1.
Los instructores adquieren, mediante clases teóricas y
prácticas con maniquíes, conocimientos y habilidades
que luego transmiten a otros. La obtención del diploma
garantiza el conocimiento doctrinal de la RCP
comprendido en los manuales, la capacidad docente y la
utilización del material de resucitación. Sin embargo,
no proporciona un conocimiento de experto en RCP. Así,
Chamberlain2 reconoce las dificultades del
tratamiento de las arritmias periparadas para aquellos
que no son especialistas en éstas. La RCP es más
compleja y amplia que lo abordado en los manuales y
cursos de instructores de RCP3. Existe un
amplio debate sobre muchos aspectos de la RCP que
escapan a los propósitos de los cursos
de instructores, como son los cambios demográficos que
se están produciendo en el paro cardíaco
extrahospitalario por el aumento de las bradiarritmias y
disminución de las fibrilaciones ventriculares (FV) a
consecuencia del envejecimiento de la población, la
simplificación de la RCP efectuada por legos mediante
compresión torácica aislada (sin ventilación
asociada), el papel de la RCP previa a la desfibrilación
en caso de FV prolongadas, las alternativas a la
compresión torácica estándar (compresión abdominal
interpuesta, compresión descompresión activa
instrumental o utilización de chalecos), los cuidados
cerebrales y miocárdicos posresucitación o los obstáculos
legales que dificultan la desfibrilación realizada por
personal no médico. El presente artículo pretende
estimular el estudio de la RCP y señalar que la obtención
del diploma de instructor es el comienzo, no el final,
de un largo camino.
CONCEPTO DE
FIBRILACION VENTRICULAR
La parada cardíaca
suele producirse por el comienzo espontáneo de una FV
en pacientes adultos con cardiopatía isquémica. La
fibrilación de los ventrículos impide una contracción
mecánica coordinada que imposibilita la generación de
un flujo sanguíneo pulsátil en el torrente
circulatorio. Aunque el personal sanitario que se dedica
a la RCP conoce muy bien el significado de la FV y sus
consecuencias fatales en ausencia de una desfibrilación
adecuada, la identificación electrocardiográfica de
esta despolarización ventricular descoordinada y caótica
no está universalmente compartida.
Hasta el año
1997, en que el International Liaison Committee on
Resuscitation (ILCOR) definió la FV con un afán
integrador4, esta falta de acuerdo podía fácilmente
ocasionar que un determinado registro electrocardiográfico
fuera catalogado o no como FV según el criterio de la
sociedad científica o tratado cardiológico que
utilizara el observador. Así, por ejemplo, respecto a
la frecuencia de las ondas de FV existían criterios
definitorios tan dispares como 400-600/min5,
muy rápida6,7, inmensurable8 o no
se hacía mención de ella9,10. Aunque los
criterios morfológicos de la FV concitaban más acuerdo
respecto a la ausencia de complejos QRS, alguna definición
exigía la ausencia de ondas P reconocibles6,7,
pese a las evidencias que demostraban la persistencia
ocasional de despolarizaciones auriculares durante la FV11-13.
Reflejo de esta falta de concreción, en 1993, Clayton
et al14 enviaron a 22 cardiólogos, expertos
de reconocido prestigio en electrocardiografía y
arritmias de diversos países, 14 trazados de ritmo
correspondientes a taquiarritmias ventriculares
autolimitadas compatibles con una definición aceptada
de FV (según ellos, tener una frecuencia > 300/min).
Sólo en el 15,9% de los casos se hizo el diagnóstico
de FV, hecho lógico si se tiene en cuenta que algunos
de los registros presentados como FV correspondían
realmente a taquicardias ventriculares polimorfas,
incluidas las torsades de pointes (TP).
En el año
1997, la agrupación ILCOR4 publicó sus últimas
recomendaciones sobre RCP y definió la FV como un ritmo
desorganizado, caótico, sin pulso, caracterizado por un
patrón irregular ondulante que varía en tamaño y
forma con una frecuencia ventricular mayor de 150 lat/min.
El último componente de la definición constituye la
base del diagnóstico electrocardiográfico de FV, ya
que la ausencia de pulso (y la consiguiente pérdida de
conciencia) puede presentarse también en otras
arritmias supraventriculares y ventriculares.
Posiblemente, esta definición aumentará la incidencia
de FV, en detrimento de la taquicardia ventricular sin
pulso, pues habrá más ritmos incluibles como FV si se
acepta como límite inferior de frecuencia las 150
ondas/min que propone el ILCOR4 que si se
utilizan las 400-600 ondas/min propuestas por otros
autores5. La existencia de una definición
uniforme de FV no resolverá todos los problemas diagnósticos
pero permitirá acotar el debate a unos determinados márgenes.
Siempre existirán discrepancias, pues el ECG es un
medio diagnóstico que necesita ser combinado con el
juicio clínico para llegar a un diagnóstico adecuado.
El estudio de cualquier trazo electrocardiográfico
conlleva un análisis subjetivo del observador, el cual,
en virtud de sus conocimientos (imposible ver sin
saber), elabora, interpreta y utiliza lo visto.
A partir de
1997, diversas sociedades científicas, en sus manuales
y guías sobre RCP, no siguen los dictados del ILCOR
respecto a la definición de la FV, bien porque no
mencionan ninguna definición15,16 o bien
porque continúan utilizando definiciones antiguas17,18.
Aunque la adopción de las recomendaciones del ILCOR no
son obligatorias, la aceptación de la definición de FV
debería formar parte de un acuerdo sobre mínimos. No
asumir la definición de FV perpetúa la confusión
terminológica, dificulta la enseñanza de la RCP, y
obstaculiza la interpretación y comparación de los
resultados de la RCP (relleno uniforme de las plantillas
del "Estilo Utstein")9. El progreso
de la RCP, y en definitiva de la ciencia, depende
crucialmente de la coincidencia universal de las
definiciones.
IRREVERSIBILIDAD
DE LA FIBRILACION VENTRICULAR
Aunque un
concepto esencial de la RCP sostiene que la FV es una
arritmia irreversible y mortal a menos que se revierta
mediante una desfibrilación eléctrica, existen
publicaciones anecdóticas de episodios breves19-21
o mantenidos22-28 de FV autolimitadas.
Episodios de reversión espontánea de una FV se han
documentado en pacientes sin enfermedad cardíaca de
base19 o con enfermedad cardíaca subyacente,
como el infarto agudo de miocardio24,14, la
angina de Prinzmetal21,27,28, la estenosis aórtica29,
la miocarditis30 o el tratamiento antiarrítmico31,32.
La incidencia de FV autolimitadas es desconocida, ya que
cuando se detecta una FV el reanimador la revierte eléctricamente
sin dejarla a su evolución natural. No obstante, la
electrocardiografía ambulatoria con Holter ha permitido
obtener registros prolongados entre 41 y 240 segundos20,24,26
de FV autolimitadas.
El mecanismo de
las FV autolimitadas no es bien conocido. Monoach33
propuso que el aumento del tono simpático durante la FV
mejora la conducción intracelular miocárdica, lo que
unifica el estado eléctrico del miocardio y causa la
desaparición de la FV. Esta hipótesis se basaba en la
observación de FV autolimitadas como respuesta normal
de los corazones de ciertos mamíferos jóvenes. Además,
demostró que la noradrenalina podía ser necesaria para
la reversión de la FV a ritmo sinusal, ya que
incrementaba el calcio libre intracelular por la
estimulación de los adrenoceptores. La administración
de bloqueadores beta o antagonistas del calcio bloqueaba
la capacidad de autolimitar la FV a los animales con
dicha propiedad. Así, la combinación de un alto tono
simpático y baja actividad colinérgica favorece la
conversión de una FV a ritmo sinusal33. Otra
hipótesis aplicable a las FV autolimitadas detectadas
en la angina de Prinzmetal21,27,28 es que la
terminación espontánea de la FV se debe a una rápida
mejoría electrofisiológica durante el proceso dinámico
de la reperfusión27. Otros autores sostienen
que, en pacientes con FV prolongada seguida de asistolia
con ondas P, la FV se autolimita al encontrarse los
ventrículos receptivos a la conducción de los impulsos
eléctricos provenientes de las aurículas25.
Otro mecanismo
implicado en la reversibilidad espontánea de las FV
publicadas es que se trate de "seudofibrilaciones
ventriculares", no auténticas FV, debidas a
taquicardias ventriculares polimorfas o TP que en algún
momento del trazo electrocardiográfico reúnen los
requisitos establecidos por el ILCOR para definir la FV4
(fig. 1). Así, tras un análisis detallado de los
registros electrocardiográficos de varios casos
publicados como FV autolimitadas, se observa que eran TP19,22,23
o que en su desencadenamiento estaba implicada una
taquicardia ventricular polimorfa19,25. Por
tanto, el diagnóstico diferencial de la FV autolimitada
debe incluir la taquicardia ventricular polimorfa y la
TP, ya que pueden simular una FV, especialmente si se
observan utilizando sólo una derivación. La simulación
de la FV autolimitada se produce del siguiente modo: las
taquicardias ventriculares polimorfas (sin prolongación
del intervalo QT cuando está en ritmo sinusal) y
especialmente las TP (con alargamiento del intervalo QT)
cursan como episodios breves (aunque también puede
haber accesos prolongados), recurrentes y autolimitados
de taquicardias ventriculares cuyos complejos QRS
cambian en amplitud y parecen girar alrededor de la línea
isoeléctrica. En ocasiones, el cambio en la dirección
de los complejos QRS ocasiona, durante varios segundos o
incluso minutos, una deformación de dichos complejos
(complejos de transición) y en la derivación menos
favorable (y ésta podría ser la única utilizada) el
aspecto anárquico recuerda al temblor fino de la línea
de base de la FV34.

Fig
1. Trazado electrocardiográfico (derivación III) que
comienza con dos latidos sinusales asociados a un
ascenso del segmento ST. El tercer latido es una
contracción ventricular prematura con fenómeno "R
sobre T" que desencadena una taquicardia ven
tricular polimorfa. Seguidamente, ésta degenera en un
ritmo compatible con fibrilación ventricular de casi 4
s de duración. Finalmente, la fibrilación ventricular
cesa espontáneamente y aparece un complejo ventricular
similar al tercer latido.
TP, UNA
SITUACION ESPECIAL DE RESUCITACION
Pequeños, pero
importantes, grupos de pacientes sufren paradas cardíacas
en circunstancias ajenas a la cardiopatía isquémica.
Aunque se les pueden aplicar protocolos de RCP avanzada,
necesitan que se efectúen modificaciones específicas
para aumentar las probabilidades de éxito en estas
circunstancias especiales, tales como traumatismos,
hipotermia, anafilaxis, caídas de rayos o el corazón
denervado35.
La TP, como se
ha observado anteriormente, es una arritmia especial que
surge en pacientes con un alargamiento congénito o
adquirido del intervalo QT, cuyo comienzo está
precedido por pausas secundarias a arritmias sinusales o
postextrasistólicas y cuya morfología corresponde a
una taquicardia ventricular con complejos QRS que
cambian en amplitud y parecen girar alrededor de la línea
isoeléctrica36. Sin embargo, estos giros de
los complejos QRS pueden no ser visibles cuando las
rachas de TdP son breves o cuando la arritmia es
registrada utilizando una sola derivación36.
La prolongación del intervalo QT puede ser sutil, y
ocasionalmente puede ser visible sólo al comienzo de la
arritmia ventricular o después de una pausa. Específicamente,
las TP adquiridas tienen múltiples causas (antiarrítmicos,
antihistamínicos, antibióticos, diuréticos, inotropos,
venenos, bradiarritmias, hipopotasemia), variados
factores de riesgo favorecedores (sexo femenino,
bradiarritmias, antiarrítmicos, diuréticos) y diversos
signos electrocardiográficos de aviso (onda U
prominente, bigeminismo ventricular y alargamiento
pospausa del intervalo QT). En ocasiones, las TP pueden
simular una FV autolimitada19,22,23,36,37 o
degenerar en una verdadera FV20,38. El
tratamiento se basa en la desfibrilación cuando éstas
evolucionan a FV, la retirada de la causa
desencadenante, la supresión de los factores
favorecedores, la eliminación de las despolarizaciones
precoces (sulfato de magnesio, potasio, lidocaína), la
aceleración de la frecuencia cardíaca basal
(marcapasos, isoproterenol) y la sedación.
Las TP, pues,
deberían incluirse entre las situaciones especiales de
resucitación debido a su frecuencia, características y
tratamiento específico que supera la mera aplicación
del protocolo de FV. Esta importante arritmia periparada
tiene, al menos, la misma relevancia clínica que varias
de las 20 situaciones especiales contempladas por el
ILCOR. La magnitud de su importancia se constata en el
trabajo de Bayés de Luna et al39 que
observaron, en pacientes con muerte súbita cardíaca
mientras estaban siendo monitorizados mediante
electrocardiografía ambulatoria con Holter, un 15% de
muertes secundarias a una TP.
En definitiva,
el perfeccionamiento de la RCP necesita de profesionales
dotados de una mente crítica que, sin abandonar los
automatismos de actuación tan necesarios cuando acaece
una parada cardíaca, se cuestionen permanentemente su
práctica profesional mediante la formulación de
preguntas y búsqueda de respuestas.
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